Relaciones tóxicas
Las relaciones sanas.
La relación sana es la que hace que uno se sienta más fuerte, más feliz y más seguro de si mismo. Es aquella en la que se mantiene la autonomía y el amor propio, y que no exige renuncias esenciales. No es posible una relación sana sin RESPETO. Una relación en la que no se considera la dignidad del otro, es una relación enferma. La CONFIANZA es la base de que se mantenga la autonomía. Si uno tiene que renunciar a ella por la excesiva vigilancia o la posesividad del otro, la relación se transforma en una cárcel. Sin la ACEPTACIÓN del otro, incluso aquello que le hace distinto, difícilmente se podrá mantener el respeto. Es verdad que las personas cambian con las relaciones, se adaptan, pero esto nunca debe ser la proposición principal de una relación: no se trata de educar o ser educado en una forma de ser distinta a la nuestra. En la pareja es imprescindible el APRECIO. Es lamentablemente frecuente que los sentimientos que unen las parejas no sean de aprecio, sino de miedo (al otro o a la soledad), rencor, lástima o culpa. Sin embargo, las relaciones sanas se basan en el amor, en el afecto. Y por último, la COMUNICACIÓN es la válvula de escape que mantiene en pie todo lo demás. Hablando se mantiene íntegro el respeto, se fortalece la confianza, se favorece la aceptación y se alimenta el afecto.Las relaciones masivas:
Llamamos "alma gemela" a la persona con la que tenemos una relación perfecta. Sin embargo algunas relaciones nos hacen sentir siameses: acabamos viviendo emociones o responsabilidades comunes (como los siameses comparten su hígado o su corazón, en estas relaciones nos sentimos incapaces de separar dónde acaba cada uno de sus miembros, en cuanto a la responsabilidad, los daños, el cuidado de sí mismo...). Son relaciones que unen personalidades complementarias en su vulnerabilidad: el inmaduro con el sobreprotector, el que se siente cargado de culpa con el que no cree en sí mismo para conseguir las cosas y prefiere tiranizar... Las relaciones masivas pueden ser muy confortables durante un tiempo, pero cuando se rompen, dejan a la persona frágil y vulnerable.Las relaciones tóxicas
Las relaciones tóxicas son aquellas que nos dañan. Puede ser que nos obliguen a transformarnos en algo que no somos, que nos impidan ser felices o que nos roben el control sobre nuestra propia vida. La dependencia emocional es la incapacidad para poner fin a las relaciones tóxicas. Puede ocurrir que EL OTRO SE HAGA CARGO de tus emociones, de tus valores, de tus expectativas. Una cosa es recibir apoyo y otra, mucho más negativa, perder la autonomía y la identidad. En ocasiones esto puede ocurrirle a ambos miembros de una pareja (Codependencia). También es tóxica la relación que se basa en EXPECTATIVAS IRREALES, o si es necesario CAMBIAR AL OTRO. También son tóxicas las relaciones en las que somos nosotros los que NOS VEMOS OBLIGADOS A CAMBIAR. O si la relación necesita MENTIRAS CONTINUAS (tanto por lo que se cuenta como por lo que se calla), o si existe CHANTAJE EMOCIONAL o LA COMUNICACIÓN ES PASIVO-AGRESIVA (indirectas, pequeñas puyas). Cuando los conflictos se responden de forma franca y abierta, se zanjan de una forma u otra, pero cuando cada comentario o cada silencio "va con segundas", el ambiente de la pareja se transforma en irrespirable, tóxico. Y si la otra persona ES RESPONSABLE DE "COMPLETARTE". Esta idea, muy "romántica", se basa en una premisa menos bonita: implica que uno, por si mismo, no puede ser feliz. Es poner un poder enorme a disposición de la otra persona. O, por el contrario si casi siempre LA RELACIÓN QUEDA EN SEGUNDO PLANO: Si continuamente aparecen terceros (amigos, trabajo, hobbies...) que van por delante de la pareja.Las personas tóxicas
Hay personas cuya forma de ser resulta especialmente nociva, independientemente de cómo sea quien se relaciona con ellas. Son foco de sufrimiento y debemos evitar que nos atrape su conflictividad. Personas con excesiva exigencia asociada a baja autoestima: la presión a la que someten a los demás (especialmente a personas vulnerables) tiene como objetivo aumentar el amor propio degradando a quien tienen en frente. Con escasa empatía (capacidad de sentir lo que la otra persona está sintiendo), o escasa culpa (malestar por el daño causado). Detectamos estas "cualidades" cuando observamos que no sufre cuando nos hace daño, o que no le es muy importante nuestro bienestar emocional. Con baja tolerancia a la frustración, manifestada por enfado fácil ante contratiempos pequeños. Muchas veces se asocia a una mala gestión de las emociones negativas (no tolera sentir el enfado y necesita desahogarse, agrediendo o culpando a los demás). Suelen tener capacidad para seducir, para convencer o generar inseguridad en la otra persona, que termina dudando de sus propias opiniones (personalidad carismática). Si alguien que es importante en nuestra vida, o que puede llegar a serlo, tiene varios de estos rasgos, debemos ser capaces de detectar y rechazar el maltrato, que no siempre es físico. Las amenazas, la agresividad verbal, la ironía, las descalificaciones o los insultos son ejemplos de conductas de agresión.SUPERAR UNA RELACIÓN TÓXICA
El proceso de separación de una persona dañina llega a ser terriblemente difícil, de forma que muchas veces lleva a fracasos y recaídas. Normalmente las personas que están en el entorno de la víctima no son capaces de entender por qué pasa esto y acaban desesperándose, y ésta va sintiéndose más débil con cada intento fallido. Algunas claves para superar una relación tóxica son:
- Tomar conciencia del problema. La primera etapa es constatar que existe el problema, y reflexionar sobre todo el daño que ha hecho, todo el que hace y las posibilidades de que lo siga produciendo en el futuro. Es el momento de hacer balance y dejar de autoengañarse: ¿realmente nos hace feliz esta relación?, ¿vamos a conseguir cambiar al otro?, ¿qué nos está atando: la culpa, el miedo, la inercia?
- Visualizar la separación: Imaginar la vida sin esa relación, afrontar los temores que produce la pérdida (soledad, dificultades materiales, desamparo…). La confianza en que hay un después es clave para resistir la recaída.
- Utilizar los recursos necesarios: La separación es una etapa dura, en la que no se debe escatimar el uso de apoyos: explotar los hobbies, actividades sociales, etc. En este momento la familia y/o los amigos pueden jugar un papel crucial.
- Dar sentido al cambio: La posibilidad de romper y resistir a la recaída pasa por entender el proceso del cambio, en su totalidad. ¿Qué se buscaba en la relación tóxica?, ¿por qué ha durado tanto?, ¿qué vacío deja?, ¿cómo estar solo?... La relación se ha producido entre dos personas que combinan: la dependencia es un problema que persiste, incluso una vez resuelta la relación tóxica. O algo cambia o vendrá otra persona (si no la misma), y se generará una relación con las mismas trazas.
- Valorar una terapia: Ya sea en formato de grupo o individual, el tratamiento (en especial la psicoterapia), puede ser un apoyo mayúsculo para llevar a cabo lo anterior. La presencia de un tercero es en ocasiones imprescindible para no “hacerse trampas al solitario” (para no continuar en un autoengaño). También pueden ser muy útiles los grupos de autoayuda. Además, en muchas ocasiones las personas que soportan relaciones tóxicas durante largo tiempo terminan desarrollando verdaderos cuadros depresivos, que necesitan tratamiento.
Como salirse de una arelación Tóxica?
Independientemente del ámbito en el que tenga lugar (de pareja, familiar, de amistad, laboral, etc.), una relación tóxica es aquella en la que alguna de las partes termina afectada a nivel emocional. Si en ocasiones deseas no estar con esa persona porque te hace sentir mal, pero te resulta muy difícil poner fin a la relación, entonces podemos decir que nos encontramos ante una relación tóxica.Una relación debe significar placer, felicidad y bienestar. En una relación tóxica, una o ambas partes se sienten infelices, tristes o ansiosas la mayor parte del tiempo que pasan con la otra persona. Este sufrimiento origina un gran desgaste emocional.
En un intento por evitar confrontaciones, la persona deja de expresar el malestar que le generan ciertas situaciones, tratando de acomodarse al otro y desvirtuando así la realidad.
En este tipo de situaciones, las personas se sienten solas y necesitan tener pareja: tienen miedo a quedarse solas y a lo que está por venir. En ocasiones, por miedo a quedarnos solos toleramos cualquier relación, aunque nos haga sentir mal.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que el amor tiene límites. El respeto y amor a uno mismo debe estar siempre por encima de todo en cualquier relación. Esta es la clave. Una buena valoración de uno mismo permitirá establecer relaciones saludables a nivel emocional. En función de cómo yo me valore construiré mi relación con los demás.
Debemos tener presente que nada nos ata a nadie. Nadie pierde a nadie porque nadie posee a nadie. La decisión de ser libres nos corresponde a nosotros mismos, decidiendo con quién queremos y con quién no queremos estar.
Es importante aclarar que la libertad implica independencia pero no indiferencia; se trata de una manera sana de relacionarse con los demás, tomando aquellas decisiones que sean más acordes a nuestro bienestar.
También debemos tener en cuenta que la base de una relación es la comunicación. Si no podemos contarle a la otra persona lo que nos disgusta o nos hace sentir mal, no podemos mantener una relación sana. Esta comunicación debe ser siempre asertiva, respetando al otro pero también a uno mismo, defendiendo nuestros gustos y opiniones.
En una relación saludable, ambas partes se enriquecen y crecen juntas, desde la libertad y la independencia.
Por tanto, la clave para salir de una relación tóxica son la autoestima y la autoconfianza; es decir: no olvidarse de uno mismo.
El primer paso del proceso es romper con la falsa seguridad que nos hace sentir la relación, sin tener miedo al cambio. Lo que cuesta es dar el primer paso, los demás vienen después.
Y recuerda: las relaciones sanas se construyen a partir de la libertad de cada una de las partes. Si sientes que tus emociones y sentimientos dependen de lo que haga o diga la otra persona, no es libertad, no es amor. Salir de una relación tóxica es algo que está en tus manos
- Visualizar la separación: Imaginar la vida sin esa relación, afrontar los temores que produce la pérdida (soledad, dificultades materiales, desamparo…). La confianza en que hay un después es clave para resistir la recaída.
- Utilizar los recursos necesarios: La separación es una etapa dura, en la que no se debe escatimar el uso de apoyos: explotar los hobbies, actividades sociales, etc. En este momento la familia y/o los amigos pueden jugar un papel crucial.
- Dar sentido al cambio: La posibilidad de romper y resistir a la recaída pasa por entender el proceso del cambio, en su totalidad. ¿Qué se buscaba en la relación tóxica?, ¿por qué ha durado tanto?, ¿qué vacío deja?, ¿cómo estar solo?... La relación se ha producido entre dos personas que combinan: la dependencia es un problema que persiste, incluso una vez resuelta la relación tóxica. O algo cambia o vendrá otra persona (si no la misma), y se generará una relación con las mismas trazas.
- Valorar una terapia: Ya sea en formato de grupo o individual, el tratamiento (en especial la psicoterapia), puede ser un apoyo mayúsculo para llevar a cabo lo anterior. La presencia de un tercero es en ocasiones imprescindible para no “hacerse trampas al solitario” (para no continuar en un autoengaño). También pueden ser muy útiles los grupos de autoayuda. Además, en muchas ocasiones las personas que soportan relaciones tóxicas durante largo tiempo terminan desarrollando verdaderos cuadros depresivos, que necesitan tratamiento.
Como salirse de una arelación Tóxica?
Independientemente del ámbito en el que tenga lugar (de pareja, familiar, de amistad, laboral, etc.), una relación tóxica es aquella en la que alguna de las partes termina afectada a nivel emocional. Si en ocasiones deseas no estar con esa persona porque te hace sentir mal, pero te resulta muy difícil poner fin a la relación, entonces podemos decir que nos encontramos ante una relación tóxica.Una relación debe significar placer, felicidad y bienestar. En una relación tóxica, una o ambas partes se sienten infelices, tristes o ansiosas la mayor parte del tiempo que pasan con la otra persona. Este sufrimiento origina un gran desgaste emocional.
En un intento por evitar confrontaciones, la persona deja de expresar el malestar que le generan ciertas situaciones, tratando de acomodarse al otro y desvirtuando así la realidad.
¿Qué rasgos tienen en común las personas que mantienen una relación tóxica?
Aunque cada persona y cada relación tienen sus particularidades, podemos decir que se encuentran una serie de aspectos comunes a las personas que mantienen una relación considerada como tóxica. Se pueden resumir en dos: baja autoestima y dependencia emocional.Baja autoestima
Las personas que se encuentran dentro de una relación tóxica tienen una percepción y valoración de sí mismos negativas. Tienen la idea de que no pueden continuar su vida sin el otro, se infravaloran y se preguntan “¿quién me va a querer?” o “¿quién me va a cuidar?”.Dependencia emocional
En este tipo de relaciones se tratan de suplir carencias afectivas, demandando amor de una forma casi adictiva. Aparecen expresiones del tipo “no puedo vivir sin ti”, “sin ti no soy nada” o “si no te tengo me muero”. El amor pasa a ser sufrimiento cuando se transforma en necesidad.En este tipo de situaciones, las personas se sienten solas y necesitan tener pareja: tienen miedo a quedarse solas y a lo que está por venir. En ocasiones, por miedo a quedarnos solos toleramos cualquier relación, aunque nos haga sentir mal.
¿Cómo salir de una relación tóxica?
Aunque no es un camino fácil, se puede salir de una relación tóxica. Es difícil pero no imposible.Lo primero que debemos tener en cuenta es que el amor tiene límites. El respeto y amor a uno mismo debe estar siempre por encima de todo en cualquier relación. Esta es la clave. Una buena valoración de uno mismo permitirá establecer relaciones saludables a nivel emocional. En función de cómo yo me valore construiré mi relación con los demás.
Debemos tener presente que nada nos ata a nadie. Nadie pierde a nadie porque nadie posee a nadie. La decisión de ser libres nos corresponde a nosotros mismos, decidiendo con quién queremos y con quién no queremos estar.
Es importante aclarar que la libertad implica independencia pero no indiferencia; se trata de una manera sana de relacionarse con los demás, tomando aquellas decisiones que sean más acordes a nuestro bienestar.
También debemos tener en cuenta que la base de una relación es la comunicación. Si no podemos contarle a la otra persona lo que nos disgusta o nos hace sentir mal, no podemos mantener una relación sana. Esta comunicación debe ser siempre asertiva, respetando al otro pero también a uno mismo, defendiendo nuestros gustos y opiniones.
En una relación saludable, ambas partes se enriquecen y crecen juntas, desde la libertad y la independencia.
Por tanto, la clave para salir de una relación tóxica son la autoestima y la autoconfianza; es decir: no olvidarse de uno mismo.
El primer paso del proceso es romper con la falsa seguridad que nos hace sentir la relación, sin tener miedo al cambio. Lo que cuesta es dar el primer paso, los demás vienen después.
Y recuerda: las relaciones sanas se construyen a partir de la libertad de cada una de las partes. Si sientes que tus emociones y sentimientos dependen de lo que haga o diga la otra persona, no es libertad, no es amor. Salir de una relación tóxica es algo que está en tus manos
Hola:
ResponderEliminar¿¿quien es el autor de este interesante BLOG?
¿Y tu pareja es la tóxica y tu eres TLP??
¿Cómo hacemos en esa hipótesis
?Un saludo